Un año más, nos encontramos en la época de las
ilusiones, de la disposición a nuestra entrega, nuestros propósitos de
crecimiento y mejora como personas… Sabéis, por otro lado, que nuestra Escuela
se caracteriza por su ideal cristiano y esta es una gran ocasión para
reflexionar, también en ese aspecto, si nuestras acciones trascienden el mero
criterio de la tradición y la costumbre. Este no es un post presentado
exclusivamente en una línea docente, queridos papis; seguramente no está
orientado a todas las familias de nuestras fieras, quizá porque en ese sentido
concreto (el de la formación cristiana) no todos compartáis esos criterios de
formación. Aun así, permitidnos que seamos fieles a nuestro ideal e incluyamos
aquí unas sugerencias para estas fechas que persiguen la reflexión interna en
ese sentido.
Estos días es conveniente reflexionar sobre el tiempo
de Adviento: quedan pocos días para rememorar que un niño nace, un hecho que
sella la identificación de Dios con el hombre. Pero es una época para orientar
nuestros actos tanto en esa introversión propia como en la extroversión y, en
este sentido, es bueno que pensemos en propósitos orientados a facilitar,
acomodar, beneficiar a aquellos que nos rodean.
Puede ser un buen momento para escribir una
felicitación de Navidad a aquella persona de la que nos encontramos alejados.
Quizá conocemos alguna persona que en estos momentos está atravesando por un
periodo de necesidad (y no nos referimos únicamente a la necesidad material:
posiblemente sólo espere un detalle de cariño, que para él/ella constituye un
gran regalo). Puede que esa persona se encuentre sola, que no tenga la cercanía
de las personas que quisiera… y nosotros podemos ser un apoyo anímico
importante.
Los regalos de estos días alcanzan normalmente el
entorno de nuestra familia. Sin embargo, quizá sea un buen momento de proponerse
extender un poco más ese círculo de generosidad, quizá por medio de nuestra
parroquia (aceptarán con agrado un regalo para algún niño más necesitado) o
posiblemente una residencia de ancianos sea un buen destino para ese gesto.
Sería conveniente que en estos detalles participasen nuestros hijos, quienes
verán otra forma diferente de poner en práctica esa virtud de la generosidad.
¿Tenéis empleada de hogar? ¡Qué gran momento para tener un buen detalle con esa
persona! No como una gratificación extraordinaria sino como el reconocimiento a
su persona y su trabajo.
Mucho se habla del espíritu de reconciliación durante
estas fechas. ¿Por qué no “renovarlo” de forma más intensa? Y os decimos “renovarlo”,
queridos papis, porque ese es un concepto que jamás deberíamos perder de vista
y promover constantemente en toda época del año. Es cierto que nuestros alumnos
son todavía demasiado pequeños pero esta es una excelente época para evocar el perdón
y el acercamiento. Cuando crezcan, cuando sean mayores, quizá hayan ido viendo en
casa desde su niñez las bondades de este proceder, ¿verdad?
¿Os acordáis del no muy lejano día de Halloween?
Bueno, nosotras no vamos a ir a contracorriente de las tendencias que van
instaurándose en nuestras tradiciones, es cierto, aunque tenemos que confesar
que personalmente somos más del día de “Todos los Santos”. Pero si bien en
aquellas fechas la tradición dice que los niños van de casa en casa pidiendo
dulces y caramelos… estas son unas fechas en las que la entrega es la actitud
por excelencia. Quizá podamos sorprender con agrado a nuestros vecinos
obsequiándoles con algunos dulces, unas pastas, algo que hayamos preparado
personalmente nosotros y que acompañe esa felicitación de las fiestas…
Es cierto que para muchos son fechas muy nostálgicas
pero, queridos papis, en esta vida hay que dedicar esfuerzo para casi todo y
esta circunstancia también lo requiere. Es bueno evocar momentos felices (del
presente y del pasado) permitiendo que estos se hagan los protagonistas en nuestras
reuniones familiares “acotando” el terreno de la pesadumbre por las ausencias
que todos, sin excepción, sufrimos. La alegría es elemento sintomático de estas
fechas y por ella tendríamos que situar en un plano “positivista” también a
aquellos que nos faltan. De esta forma, nuestros hijos intuyen que el entorno
queda imbuido de alegría a pesar de las circunstancias porque, en definitiva,
convendréis que ellos lo merecen, ¿verdad?
Y hablando de reuniones familiares, conviene no dejar
manga ancha al exceso. No, no se trata de imponer una obligada austeridad en
sintonía con los tiempos, pero nuestras compras deben ser “sometidas a control”.
También en este aspecto nuestras fieras tienen mucho que aprender y es algo que
(sin duda alguna) será altamente beneficioso en sus vidas. Pensemos en regalos
bien orientados: olvidemos ese aspecto de “obligatoriedad” por las fechas y
otorguemos a nuestros detalles, junto a los envoltorios, ese afecto que no debe
faltar en el hecho de regalar. Nuestros hijos aprenderán mucho más sobre el
beneficio de la entrega.
¡Feliz Navidad en familia, queridos papis!
Fuente: el equipo de “Mis Amigos”.