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miércoles, 10 de octubre de 2012

La importancia de la psicomotricidad


Como muchos sabéis, entre el nacimiento del bebé y hasta los 2 años los peques van “sufriendo” una transformación motriz que debe canalizarse adecuadamente, transformación que se ve influida principalmente por su desarrollo neuromuscular y su desarrollo psicológico. Por medio del primero, adquirirá la capacidad de coordinar una correcta evolución de las posturas (levantar la cabeza, sentarse, empezar a caminar, distintas manipulaciones…) y, por el segundo, evidenciará sus manifestaciones afectivas y cognitivas.

Hoy queremos centrarnos, dentro del desarrollo motor, en la evolución de los grupos de movimiento: los reflejos (innatos, las primeras manifestaciones motrices no conscientes), los voluntarios (controlados, intencionales que requieren coordinación muscular en la búsqueda de un objetivo) y los automáticos (voluntarios sin representación mental por causa de repetición constante).

Las adquisiciones o evoluciones motoras no deben entenderse como logros independientes unos de otros. El desarrollo motor es consecuencia de una acción conjunta en la programación “madurativa” en relación a las circunstancias ambientales y las características del propio bebé. Pero para no convertir esta entrada en una presunta exposición docente, hoy vamos a relataros sucintamente el desarrollo de la “evolución de la marcha”, es decir, lo que comprende las secuencias de la postura para la locomoción en el niño en la etapa que comprende el ciclo que nuestra Escuela atiende: el primero (hasta los 3 años, como bien sabéis). Por supuesto, es una generalización basada en numerosos estudios del desarrollo psicomotriz, pero os pueden servir como guía de referencia para vuestra propia observación:

- Hacia los 3 meses, el niño ya logra mantener la cabeza en posición firme y recta, lo cual resulta fundamental en el propio objetivo de la verticalidad. ¿Sus próximas metas? Sentarse, gatear y caminar. De esta forma, poco a poco van logrando la coordinación dinámica general (pero tranquila, mamá: todavía no se te va a colar en la lavadora).

- A los 6 meses, el bebé ya se mantiene sentado con apoyo, aunque su posición no es del todo estable ya que el tronco y las piernas todavía permanecen pasivos, manteniéndose estas últimas en posición de flexión (vamos, como un pollito de peluche con muelle… pero con pañales).

- A los 7 meses ya se logra sentar durante ciertos momentos sin necesidad de apoyo. Ya no se cae hacia atrás o hacia un lado. A los 8 meses se mantiene parado con apoyo (todo un campeón/a).

- Y a los 9 meses, el niño es capaz se sostenerse de pie por sí mismo con las manos, pudiendo permanecer parado agarrándose a la barandilla de la cuna o el parque (de nuevo, tranquila: mientras no le proveas de una pértiga, no saldrá de ahí).

- A los 10 meses se para y se sienta él solo, aunque sus movimientos son poco coordinados .Todavía le falta independencia y equilibrio para estar de pie y necesita una base de apoyo –mesa, silla, etc. (no, papá, no te hagas ilusiones: la mesa y la silla todavía no son para sacarse un máster).

- A los 11 meses comienzan los primeros pasos, siempre apoyado en su desplazamiento por las dos manos (el verdadero terror por la integridad de los regalos decorativos familiares).

- A los 12 meses ya camina agarrado de una sola mano. A los 15 lo hará sin ayuda. A partir de ahora ya logra seguridad y equilibrio, y sus pasos se vuelven más regulares (lo que no quiere decir que ya se le puedan dar las llaves de casa, no…).

- A los 24 meses, esos pasos ya adquieren rapidez. Pasan de la marcha a la carrera mejorando notablemente la coordinación dinámica general. Ya ha afirmado su equilibrio dinámico (a los padres entusiastas diremos que es algo pronto para pensar que el niño se nos hará un Messi).

- A partir de los 2 años realiza simultáneamente desplazamientos y actividades con las manos. Ya puede correr sin caerse aunque todavía no domine el control de la detención (freno inhibitorio) que irá adquiriendo a partir de ahora (no, la raqueta de tenis todavía es grande para él/ella; quizá la de ping-pong…).

- A los 3 años perfecciona toda su motricidad gruesa. Puede caminar de puntillas, mantenerse en equilibrio sobre un pie, subir escalones alternando los pies –aunque para bajarlos necesita apoyarlos en el mismo escalón- (¿los Juegos Olímpicos? Paciencia, paciencia…).

Aunque algunos ya lo sabéis, en la Escuela convertimos periódicamente una de nuestras aulas en un taller de psicomotricidad. La estimulación del desarrollo motriz troncal es un importante paso previo a la motricidad gráfica, de la que os hablaremos en otro post. Mientras tanto, trabajamos para que los niños potencien su desarrollo en el equilibrio del movimiento (que es base fundamental para sus habilidades perceptivas).

¡Hasta el siguiente post, queridos papás!

(Fuente: RIGAL / KOUPERNIK. Desarrollo motor del niño de 0 a 6 años).