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sábado, 30 de marzo de 2013

La creatividad (II)


En el post anterior introducíamos el aspecto de la creatividad a modo de generalización sobre la importancia de la sensibilización y la disposición motivada a actuar en busca de la configuración de las ideas, del tanteo experimental, la consecución de su propia deducción y su relación con el tratamiento de los errores. Pero, ¿de qué fases y cómo se estructura el proceso de la creatividad en los niños?

La primera fase es la de sensibilización. Esta fase tiene como finalidad movilizar el ámbito primario de los niños: la imaginación y la actividad. Les damos toda clase de medios artísticos como base para inducir inicialmente su creatividad. Fomentamos que afronten tanto individualmente como en grupo la solución de problemas con objeto de incentivar su capacidad de identificarlos y resolverlos.
La fase de sensibilización constituye el fomento de la espontaneidad de los niños, pero puede caracterizarse también como un periodo que pretende estimular los sentidos orientándolos a un dominio más logrado de la realidad a través del juego artístico o estético. Esa apertura a situaciones no tan comunes “fuerza” a los niños a probar nuevos ensayos, a examinarlos y a convertir lo extraño en familiar por medio de la comprobación. En esta fase no hay acciones concretas por parte de la seño: los niños se ven forzados a comprometer su espontaneidad y su imaginación.

La segunda fase constituye la reflexión en grupo. Consiste en pensar sobre una situación intentando extraer conclusiones. Si en la primera fase se buscó la activación del ámbito primario de los niños (la imaginación y la actividad), en esta segunda fase se busca la reflexión por medio de la cual los niños aprenden a utilizar las capacidades recién descubiertas y a formar sus “juicios” acerca de los nuevos descubrimientos.
Durante el proceso reflexivo de esta fase se invita a los peques a que individualmente describan sus materiales. Después de invita a una descripción en grupo de los trabajos que se han descrito de manera individual. Así, en esa reflexión colectiva se “forzarán” diferentes percepciones o, dicho de otra forma, los contenidos subjetivos se objetivan y se hacen disponibles para todo el grupo. Es una forma de ampliar conclusiones que de manera individual no habían surgido.

Y finalmente, la tercera fase supone la activación de la creatividad. Tiene como objeto estimular en el niño la capacidad de síntesis y el descubrimiento de nuevas situaciones reales así como la imitación, transformación y remodelación de experiencias a través de las capacidades que se han ido despertando y elaborando en las dos fases anteriores: sensibilidad y reflexión.
En esta fase se pretende aunar el ámbito primario y secundario del niño. Aquí ya es posible la interpretación de trabajos de pintura, de construcción o de juego hasta entonces utilizadas. El descubrimiento de soluciones a problemas reales se establece como una tarea muy importante donde el juego y la construcción creativa representan una lograda síntesis de procesos, tanto en el ámbito psíquico como en el social, el corporal y el objetivo-formal.

Una vez se han completado los tres niveles, los ejercicios propuestos deben ser más completos debido a que a la improvisación e imaginación se une la información. La seño se convierte en un apoyo importante en la propuesta de actividades de enriquecimiento. La realización de estas actividades, unidas a la reflexión grupal  sobre ellas, dará como resultado soluciones objetivas y originales.

¡Hasta el próximo post, queridos papis!

Fuente: Guilford, J.P. “La creatividad” (1980), P. Gomes Olazábal. “Imaginación y creatividad” (2005).