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domingo, 3 de febrero de 2013

Temores y fobias.


Los niños presentan a lo largo de su desarrollo una serie de miedos o temores que son de carácter evolutivo y que van disminuyendo con la edad (miedo a la oscuridad, a los seres imaginarios, a los animales…). Cuando lo miedos infantiles dejan de ser transitorios puede hablarse de fobias, cuyas características principales son:
  • Miedo desproporcionado con respecto a la situación que lo desencadena.
  • El niño no deja de sentir miedo a pesar de las explicaciones y racionalizaciones.
  • El miedo no es específico de una edad determinada.
  • El miedo es de larga duración.
La fobia escolar se caracteriza por un manifiesto rechazo a la asistencia al colegio e implica un temor irracional por alguna situación particular. Como en muchos otros post, queridos papis, el miedo al que hacemos referencia no se da en nuestro ciclo. Y es que como tal, la fobia escolar es poco común y tiende a darse con más frecuencia entre los 3 y los 4 años y entre los 11 y los 12 años, siendo repentino entre los primeros y más gradual en el caso de los últimos. Lo síntomas incluyen dolor abdominal, náusea, vómito, diarrea, dolor de cabeza, palidez y debilidad, que aparecen por la mañana antes de ir a la escuela (infantil o “de mayores”) y por lo general desaparecen antes de que terminen las clases, si tener lugar los fines de semana o festivos.

Ante sospechas de una fobia escolar, se deben contrastar los síntomas que se observan desde el ámbito familiar con los que tienen en el centro educativo y, en su caso, poner en marcha una intervención por parte de los profesionales del ámbito educativo y del ámbito clínico, en colaboración con la familia.

Antes de que el miedo a la escuela se intensifique y pueda dar lugar a una fobia, los padres podéis intervenir para que los temores escolares disminuyan o incluso para prevenirlos ante la incorporación en edades críticas (nueva incorporación, cambio de etapa, cambio de centro, etc.) o después de periodos prolongados (por vacaciones, enfermedad, etc.).

Estas son una serie de pautas que los expertos recomiendan:
  • Educad positivamente, utilizando elogios y premios en lugar de amenazas.
  • Respetad los temores del niño e intentad encontrar la causa del miedo. No utilicéis frases negativas que únicamente sentencian y no buscan explicar o dialogar.
  • Preparad progresivamente al niño ante los cambios. Si se trata de una nueva incorporación, un cambio de centro o de etapa, intentad explicarle cómo será, qué encontrará, qué hará (incluso visitando las instalaciones del centro, enseñándole fotografías…).
  • Evitad sobreproteger a vuestro hijo, pues esto no le evitará problemas. El mejor modo de superar los miedos es enfrentarse a ellos por uno mismo, aunque para ello se necesite la ayuda de los demás.
  • Fomentad la resolución de problemas por él mismo. Si vuestro hijo recurre siempre a vosotros y obtiene una solución, se estará mermando su autonomía e independencia.
  • Restad importancia a los miedos y temores de vuestro hijo. Recordad que forman parte de su desarrollo.
  • Potenciad su valentía animándole a que se enfrente a las situaciones que le provocan temor. Tratad asimismo de disimular vuestros propios temores en presencia del niño, pues ellos actúan por imitación.

Según decíamos, queridos papis, no vamos a tener en nuestro ciclo ningún problema en ese sentido con nuestras fieras (y seguro que tampoco lo habrá en el siguiente ciclo). Pero es importante la observación a lo largo de la vida escolar de vuestros hijos, sobre todo en los sucesivos cambios que se den en su entorno más cercano.

¡Hasta el próximo post, queridos papás!

Fuente: E. Echeverría Odrozola. “Evaluación y tratamiento de la fobia social” (1993).